La Sociedad Ciclista Velo Club Valencia puede presumir de ser la sociedad más antigua de España. Fue fundada en 1912, y este año celebra su centenario. Hace unos días el presidente de la entidad recogió uno de los premios que otorga la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia por su labor social durante todos estos años.
Estuvo en trance de la desaparición tras la Guerra Civil, pero el empeño del presidente de ese momento, Fernando Bedrina, y el entusiasmo de unos pocos socios, los que quedaban, lograron mantenerla en pie. Al frente de la sociedad ciclista está ahora Ricardo Gimeno, que comenzó sus andaduras a golpe de pedal en el año 1961, y desde 2004 es el actual presidente. La peña cuenta con más de cien socios que dedican sus horas libre al cicloturismo y que salen todos los domingos del año. El punto de partida son las Torres de Quart y uno de los requisitos es tener ganas de pasarlo bien. «Organizamos todos los fines de semana escapadas. Comenzamos en el mes de marzo con la salida a la cartuja de Portaceli y terminamos la temporada en Benissanó el once de noviembre», asegura Ricardo Gimeno.
Como cualquier asociación, los viernes bajan a su club social donde se reúnen para cenar y preparar la salida dominical. «Las carreras que celebramos ahora no tienen nada que ver con las que hacíamos antes. Tanto el terreno como las condiciones eran distintas. En el año 1961, cuando me apunté, lo que se hacían eran carreras sociales por carreteras nacionales. Pedíamos permiso a la Guardia Civil, que nos abría paso, y con eso nos apañábamos. Al hacerlas muy temprano no circulaban coches por la carretera y era más fácil. Ahora es mucho más complicado». Las condiciones en las que se circulaba eran muy diferentes, por no hablar de la afición ciclismo. «Hace años cuando ibas en una ruta y parabas a almorzar la gente de los pueblos te recibía, éramos como héroes. Ahora sigue habiendo afición por el ciclismo, pero no creo que llegue a ser lo que era. Primero, porque las carreras resultan carísimas y te obligan a llevar una ambulancia, médicos, firmar seguros de responsabilidad, cronometrajes y muchas más cosas. Y la verdad es que la peña no puede sufragar esos gastos. Y en segundo lugar, porque las bicicletas no tienen nada que ver con las de antes».
Las bicicletas empezaron a hacerse populares en la última década del siglo XIX, así como en los momentos de más auge del ciclismo profesional. Los éxitos generaban afición. Y ahora su uso nuevamente ha aumentado considerablemente en todo el mundo. En los años setenta se empezó a considerar como medio de transporte. Y a día de hoy la evolución de ésta sigue patente.
«Donde más se aprecia el cambio es en el peso. Antiguamente, las bicicletas que llevábamos estaban en los quince kilos. Sin embargo, ahora pesan la mitad. En cuanto al cambio antes se llevaba un plato con tres piñones y las de ahora son con dos platos y diez piñones, lo que te permite hacer más de veinte combinaciones diferentes». Por no hablar de los precios. «La que me compré en el año 1961, un modelo Gimson, me costó dos mil cuatrocientas pesetas y ahora las más completas pueden llegar a costar diez mil euros. Pero todo depende de la afición que se tenga».
Usuarios de Valenbisi con casco
El uso de la bicicleta, cada vez más extendido en España —tres millones la utilizan a diario— se ha convertido en un probado elemento de ahorro doméstico.
En Valencia hace unos años apenas circulaban en bicicleta unos cuantos aficionados. Ahora, la implantación de Valenbisi y la ampliación de carriles especiales ha hecho que se sustituya el coche por las dos ruedas y pedales. «La sociedad creo que no está preparada para ir en bici por la ciudad. Sí que es cierto que se han habilitado más carriles, pero el problema es que no se respeta. Yo que soy conductor de coche, de moto y he llevado bici, sé cómo se tiene que circular. Pero el problema es que muchos otros no. Para empezar, los carriles de bici muchas veces son invadidos por carros de bebes y viandantes y, al contrario, los peatones muchas veces se ven interrumpidos por bicis que no deben circular por las aceras» [De hecho, esta práctica ya está sancionada].
El uso del casco también es un debate que tiene en alerta a los ciclistas. «Creo que el casco se debe llevar siempre, tanto en carretera como en ciudad. Una de nuestras primeras normas para salir con la peña es esa. Si me pregunta, yo le diría que la gente que utiliza Valenbisi debería llevar casco».
Desde sus inicios Velo Club ha pasado por diferentes locales. La peña se inauguró como local social en la calle Salvá, en Valencia, junto al caserón de la Universidad de Valencia. Más tarde, los socios fueron rotando por diferentes bares de la ciudad. En la calle En Sendra permanecieron durante muchos años hasta acabar en la calle Marqués de Montortal. Con la compra del local propio y la desaparición de las carreras sociales, la actividad social de la peña ha incrementado sus beneficios en los últimos años. «Al recaudar más dinero, nos ha permitido organizar almuerzos de temporada y cenas en la peña», concluye Gimeno.
TAMARA GARCÍA. LEVANTE-EMV, 12 de julio de 2012.