Étienne Bunau-Varilla tenía la intención cuando diseñó su bici-torpedo de superar varias marcas de
velocidad en bicicleta para lo que se valió de conseguir mejoras aerodinámicas.
Etienne Bunau-Varilla había nacido en París en 1890 y falleció en 1961, siendo
hijo de un famoso ingeniero relacionado con la construcción del canal de Panamá.
Como había nacido en un ambiente en el que la tecnología lo impregnaba todo,
era natural que tuviera atracción por las novedades técnicas. Así, sintió una
primera pasión por el mundo de la aviación, en el que alcanzó cierta fama. Pero
entre carreras de coches, aviones, esquí y viajes de todo tipo, aprovechando la
fortuna familiar, probó todo tipo de experiencias.
Es en el año 1913
cuando Bunau-Varilla presentó su bicicleta-torpedo, instrumento aerodinámico y
espectacular. El artilugio llamó mucho la atención de la prensa de la época y,
con ella, se superaron varias marcas de velocidad en bicicleta, unas marcas que
no fueron superadas hasta los años treinta. Este consistía de un armazón de
madera rígida con forma de huevo, cubierta con una tela lisa y muy tirante. De
este modo, al mismo tiempo que se vencía la resistencia del aire, se evitaban
los remolinos. En los ensayos efectuados en París, el ciclista Berthet logró
con este aparato batir su propia marca, que era de 50,992 kilómetros por hora,
alcanzando una velocidad de 57,325.
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