A Marshal W. Taylor le
pusieron el apodo de Major (mayor del ejército) en la adolescencia
porque solía vestir uniforme militar cuando hacía trucos en su bicicleta
delante de la tienda de bicis para la que trabajaba en Indianapolis. Con el
tiempo, el dueño de la tienda, Louis Munger, enfocó el talento del joven
hacia la competición ciclista logrando éste su primera victoria a los trece años
en 1892. Pero Major era negro.
Y es que ser negro en aquella
época y en sur de Estados Unidos no era fácil. La liga americana de ciclistas
de la época prohibió competir a los negros en 1894 justo en el boom de las
carreras de pista. Major tuvo entonces que refugiarse en competiciones menores
reservadas a negros en las que demostró sobradamente sus cualidades; llegó a
ser campeón de color de Estados Unidos.
Es entonces cuando su
mentor, Munger, decidió, no sólo trasladar la tienda, sino montar una fábrica de
bicicletas más al norte, en Worcester, en parte para aprovecharse del boom de
venta de bicis de la época y en parte para luchar contra el racismo del
sur en la más tolerante atmósfera del norte. Major llegó a pulverizar dos
récords del mundo pero por el mero hecho de ser negro supuso su
descalificación.
Al poco tiempo de
llegar al norte comienzan a verse los resultados de la mudanza y Major es
admitido, por fin, como corredor profesional por un organismo de
competición en Nueva York. Su primera carrera como
Pro fue también una de las más duras; los Seis días del Madison Square Garden
en Nueva York. Eran los tiempos en los que las carreras ciclistas eran uno de
los acontecimientos deportivos favoritos del público masivo atrayendo
miles de personas a recintos como el mencionado y moviendo mucho
dinero. La estrategia de Major en esta carrera fue rodar ocho horas y descansar
una, logrando la victoria con 1.732 millas. El público lo aclamó pero nunca
volvería a someterse a la tortura de los Seis días ya que su fuerte eran los sprints.
El “ciclón de color”,
como los periódicos comenzaron a llamarle, compitió con valentía en el circuito
profesional en 1897 pero tuvo que abandonar la lucha por la victoria final en
la liga cuando los promotores del sur le negaban la entrada a sus eventos no
pudiendo sumar los puntos de dichas pruebas. En ocasiones, la hostilidad de los
corredores blancos pasaba de las tácticas de carrera conspirativas entre ellos
a las agresiones directas empujándole en la pista y dejándole inconsciente en
alguna ocasión. Aún así siguió logrando
victorias y estableció un record mundial en 1898 en la milla a salida parada: 1
minuto 41.4 segundos con tan solo 19 años! Al año siguiente logró el campeonato
mundial en Montreal en la primera ocasión en que salió a competir
fuera. ¡Major era el segundo
deportista negro en ser campeón del mundo tras el boxeador George Dixon en 1890-91!
En la temporada
siguiente volvió a rebajar el record de la milla y se proclamó campeón
americano de sprint.
La hostilidad por
motivos de raza en las pistas fue cediendo según sumaba victorias pero cuando
Major adquirió una vivienda en la Avenida Hobson de la exclusiva zona de
Columbus Park en Worcester, sus vecinos no lo vieron con tan buenos ojos,
llegando a ofrecerle mucho más dinero por la casa del que había pagado con tal
de que se fuera del barrio. Major se negó y no tuvieron más remedio que aceptar
a su distinguido vecino; en ese momento, uno de los negros más ricos de la
época gracias a sus victorias sobre la bici. Durante muchos años,
Major rechazó invitaciones para correr en Europa porque sus creencias
religiosas, era baptista, le impedían correr los domingos. Finalmente firmó un
contrato en 1901 y fue recibido con todos los honores en Francia y batió a todos
los campeones europeos.Su fama internacional
creció con giras por Australia, etc. hasta que se retiró en 1910 con 32 años.
Pero Major no logró
repetir sus éxitos deportivos en los negocios y una serie de deudas y
enfermedades diezmaron su fortuna en los años veinte hasta el punto de verse
abandonado por su mujer y perder todo. En 1930 marcha a buscar fortuna a
Chicago y se aloja en un albergue mientras trata de vender su autobiografía.
Murió en 1932 en un hospital de caridad y fue enterrado en una tumba sin
nombre. Dieciséis años más
tarde un grupo de ex ciclistas profesionales exhumaron sus restos y los situaron
en una mejor parte del cementerio de Mount Glenwood con una placa de bronce que
reza:
“Campeón mundial de
ciclismo que superó el difícil camino sin odio en su corazón. Un honesto,
valiente, creyente, de vida limpia y caballeroso deportista. Un recuerdo a su
carrera en la que siempre dio lo mejor. Te has ido pero no te olvidamos”.
Tras su muerte se
publicaron sus memorias en las que Major Taylor insistía en llevar una “vida
limpia” y repetía unos puntos para él fundamentales, fueron sus famosos NO:
No trasnochar.
No usar drogas.
No comer dulces baratos.
No fumar.
No dejar de llevar una
vida limpia.
No hacer juego sucio.
No ganar con trucos
sucios.
No olvidarse de
practicar la deportividad.
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